Editorial Dato Económico octubre:
La legislatura avanza, pero para Ramiro González, diputado general de Álava, cada día parece pesar más que el anterior. Lo que comenzó hace diez años como un mandato con ambición institucional y discurso fluido se ha ido transformando en una travesía cuesta arriba, marcada por el desgaste político, la pérdida de apoyos discretos y una creciente tensión en los frentes más sensibles de la gestión pública.
Ramiro siempre ha sido un político con buena oratoria, capaz de construir relatos sólidos y transmitir serenidad. Pero en los pasillos del poder empresarial, cada vez se escucha más que el personaje institucional ha devorado a la persona. La cercanía y el pragmatismo que lo caracterizaban parecen haber quedado sepultados bajo el peso de los conflictos.
En el ámbito económico, las críticas ya no se disimulan. Empresarios alaveses, que en otros tiempos mostraban respeto por su liderazgo, ahora deslizan en privado una preocupación creciente: Ramiro González no está dando respuesta a los problemas estructurales que frenan el desarrollo alavés. La falta de suelo industrial, las trabas burocráticas y las necesidades energéticas siguen sin resolverse. Y aunque el discurso sigue siendo impecable, la gestión empieza a mostrar grietas que inquietan a quienes generan empleo y riqueza en el territorio.
Los empresarios creen que solamente está para lograr récord de impuestos (a cuenta de ellos), sin mejorar los servicios institucionales.
El frente de la vivienda se ha convertido en un campo de batalla inesperado. Ha criticado injustamente a la alcaldesa de Vitoria-Gasteiz que denunció la escasa celeridad foral en materia de topar alquileres. A esto se suman las críticas de la ministra del ramo, que ha cuestionado la inacción alavesa. El resultado: un clima de confrontación que aleja soluciones y alimenta el ruido político.
Otro síntoma del desgaste es el creciente nerviosismo con algunos medios de comunicación. Ataca y veta (esta historia la contaremos). Incluso deja a algunos fuera de los concursos institucionales. Medios que se encuentran entre los de más lectores. Es decir, si no publicas lo que quiere…
Con aún un año y medio por delante, la pregunta que muchos se hacen es si Ramiro González podrá reconducir el rumbo o si este tramo final será una lenta agonía política. Un cambio de ciclo con final tortuoso que quedará para la historia. La fatiga es visible, las críticas se acumulan, y el margen de maniobra se estrecha. El liderazgo, como la confianza, se construye día a día. Y en Álava, ambos parecen estar en riesgo.
Y, ojo, que EH Bildu espera ya su oportunidad para el asalto electoral de 2027. Se frotan las manos con la actitud del diputado general. Nos consta. Y, ojo, también hay sectores del PNV preocupados por la herencia. Nos consta.
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