Se colegió en marzo de 1993, y desde entonces ha cambiado mucho nuestra profesión, asegura el procurador de referencia en Vitoria, Iñaki Beltrán.
«Antes movíamos montañas de papel, pero ahora con la tecnología e internet nuestro quehacer diario es diferente.
¿En qué consiste la labor de un procurador?
Básicamente en representar al cliente en el procedimiento judicial, realizando una labor de comunicación y enlace entre el Juzgado, el abogado y el cliente. Ahora bien, creo que no se nos tiene bien aprovechados en nuestras funciones pues con la preparación y formación que tenemos podríamos tener una mayor intervención en el desarrollo de las actuaciones judiciales.
¿Consideras que esta profesión tiene su reconocimiento social?
Como todo en la vida, hay quien sí nos valora, y otros que no. Los procuradores tenemos un conocimiento especializado de los procedimientos judiciales que contribuye a evitar errores y retrasos innecesarios. Los asuntos donde intervenimos tienen una congestión muy inferior al resto. Creo que nuestra contribución a la justicia la hace más ágil y eficiente.
¿Cómo les afecta la transformación digital de la Justicia?
La mayoría de las notificaciones y comunicaciones que se hacen desde los juzgados son a través nuestro. Hemos sido base angular en el proceso de digitalización y esenciales para que dicho cambio culmine con éxito. En mi opinión, somos un colectivo clave para que triunfe o fracase dicha transformación.
¿Alguna reflexión sobre el futuro de su profesión?
Sería importante que los legisladores pongan en valor nuestra figura a la hora de agilizar las ejecuciones y aprovechar las posibilidades de colaboración que podemos ofrecer en este ámbito.
