tanto para temas profesionales como particulares, es especialmente relevante que el abogado que se ocupe de nuestro caso cuente a sus espaldas con una dilatada trayectoria profesional y nos trasmita seguridad y confianza desde el principio
Cuando necesitamos contar con asesoramiento en cuanto al ámbito legal se refiere, es importante que nuestra decisión sea muy meditada. El letrado que se encargue de nuestro caso debe ser un experto en la materia a tratar.
Tanto para temas profesionales como personales, deben valorarse ciertos aspectos a la hora de decantarnos por uno u otro, pues el abogado será el profesional que defienda nuestros derechos a ultranza.
La profesionalidad del letrado es clave. Al igual que, por nuestra parte, debemos dejarnos aconsejar, exponer nuestro caso de manera detallada y a continuación, escuchar atentamente las conclusiones del abogado.
De igual manera, tal y como apostilla el artículo 4 del Código Deontológico de la Abogacía Española, “Confianza e integridad”: “la relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y exige de éste una conducta profesional, que sea honrada, leal, veraz y diligente”. Sin duda, este principio es básico a la hora de engendrar una relación cliente-abogado. “En el marco de la primera reunión con el abogado debemos llevarnos una inmejorable impresión de él, de lo contrario con mal pie empezamos. No hay que confiar en los abogados que nos aseguren un éxito al 100%.
Nos tendrá que orientar sobre las posibilidades existentes de ganar, las dificultades que tenemos para conseguirlo y las herramientas jurídicas que habrá a nuestro favor. La honradez y honestidad que él nos transmita deberán reforzar nuestra intención de elegir sus servicios”, publica diario16.com
Las leyes cambian constantemente, por ello, un profesional de la abogacía tiene que estar al día de los diversos cambios legislativos que afectan a su campo de trabajo.